miércoles, 25 de agosto de 2010

Yo no quería leerlo, y me confundí...



Hacía como 4 años que no veía a mi profesor de Filosofía, Paco Sánchez, un gaditano inteligente, incoherente y a veces un poco tozudo.
Hace como 7 mañanas pasé por la biblioteca y llegó con su hijo menor, hablamos del pasado, del presente y del futuro. Como siempre me cautivó.
Cuando me vio con las Confesiones de San Agustín entre mis manos me dijo “Ana qué haces con ese libro?” ( Debe ser una de las pocas personas que le consiento pronunciar Ana cuando me nombran), por culpa del libro ahora hay un antes y un después, debe ser que San Agustín me ha impresionado.
Ahora Spinoza y San Agustín luchan por la corona de laurel.

PD: No me puedo permitir aficionarme a la música barroca, NO!.

2 comentarios:

  1. pues la musica barroca, tiene su encanto. Ana.

    saludos

    ResponderEliminar
  2. ¿Eso tiene más que ver con la filosofía que con la literatura? ;-P
    Bueno, casi siempre han estado ligadas ¿verdad?

    ResponderEliminar